Los muertos no se tocan nene

El actor Carlos Iglesias vuelve a la gran pantalla con "Los muertos no se tocan, nene", un homenaje fílmico al guionista y escritor español Rafael Azcona, una obra que completa la trilogía iniciada en 1959 con El pisito y continuada al año siguiente con El cochecito. Esta será la película con la que abrira hoy viernes 04 de noviembre el Sevilla Festival de Cine Europeo. El actor Carlos Iglesias vuelve a la gran pantalla con "Los muertos no se tocan, nene", un homenaje fílmico al guionista y escritor español Rafael Azcona, una obra que completa la trilogía iniciada en 1959 con El pisito y continuada al año siguiente con El cochecito. Esta será la película con la que abra el viernes 04 de noviembre el Sevilla Festival de Cine Europeo.

"Los muertos no se tocan, nene" es la historia de Fabianito, un adolescente y aprendiz de poeta, asiste perplejo a la grotesca organización del velatorio de su bisabuelo, don Fabián, ex-funcionario y taurino de pro, que ha gastado los ahorros de una vida en comprarse una televisión. Fabianito descubrirá el amor en estas circunstancias, mientras la familia aguarda impaciente la llegada del alcalde con la intención de que nombre a don Fabián ‘hijo ilustre’. Los acontecimientos y las visitas desbordarán a la familia del finado, ya complicada de por sí, generando situaciones cómicas y macabras.

Tras el estreno de su segunda película, ISPANSI (ESPAÑOLES), el actor Carlos Iglesias regresa al cine pero esta vez como Don Pablo, un «brigada chusquero» casado y con dos hijos al que el abuelo de su mujer se le muere en su casa y él es el encargado de organizar los trámites del sepelio. Es el marido de Doña Luisa, Silvia Marsó, la nieta del "finado". "Don Pablo es un hombre gris, apocado, falto de sueños y de estímulos que le despierten del letargo provinciano en el que vive, un pobre calzonazos al que nadie tiene en cuenta, y que vive, como el resto de su mundo, de una apariencia de nobleza y señorío que en realidad nunca han tenido y nunca tendrán. Don Pablo representa a un hombre cercano a los personajes de Azcona. A estas alturas, uno ya no piensa que va a trabajar con algo de Azcona; esto resulta un regalo", comenta el actor.

"Como curiosidad, durante el rodaje, como el actor que hacía de muerto se quedaba dormido con la mayor naturalidad en medio de decenas de personas entre actores y técnicos, tanto, que más de una vez tuvimos que cortar por sus ronquidos", comenta entre risas Carlos.

 

"Los muertos no se tocan, nene" es la historia de Fabianito, un adolescente y aprendiz de poeta, asiste perplejo a la grotesca organización del velatorio de su bisabuelo, don Fabián, ex-funcionario y taurino de pro, que ha gastado los ahorros de una vida en comprarse una televisión. Fabianito descubrirá el amor en estas circunstancias, mientras la familia aguarda impaciente la llegada del alcalde con la intención de que nombre a don Fabián ‘hijo ilustre’. Los acontecimientos y las visitas desbordarán a la familia del finado, ya complicada de por sí, generando situaciones cómicas y macabras.

Tras el estreno de su segunda película, ISPANSI (ESPAÑOLES), el actor Carlos Iglesias regresa al cine pero esta vez como Don Pablo, un «brigada chusquero» casado y con dos hijos al que el abuelo de su mujer se le muere en su casa y él es el encargado de organizar los trámites del sepelio. Es el marido de Doña Luisa, Silvia Marsó, la nieta del "finado". "Don Pablo es un hombre gris, apocado, falto de sueños y de estímulos que le despierten del letargo provinciano en el que vive, un pobre calzonazos al que nadie tiene en cuenta, y que vive, como el resto de su mundo, de una apariencia de nobleza y señorío que en realidad nunca han tenido y nunca tendrán. Don Pablo representa a un hombre cercano a los personajes de Azcona. A estas alturas, uno ya no piensa que va a trabajar con algo de Azcona; esto resulta un regalo", comenta el actor.

"Como curiosidad, durante el rodaje, como el actor que hacía de muerto se quedaba dormido con la mayor naturalidad en medio de decenas de personas entre actores y técnicos, tanto, que más de una vez tuvimos que cortar por sus ronquidos", comenta entre risas Carlos.